đ Si las paredes hablaran...
Puedes intentar poner una capita de pintura sobre tus "vergĂŒenzas", pero siempre terminan saliendo.
Buenos dĂas, catacrockers:
Hoy hablamos de fantasmas pictĂłricos, miradas sucias y serpientes glotonas. Y de cĂłmo nuestros prejuicios se van superponiendo unos encima de otros a lo largo de la historia. Lo normal para un viernes de agosto, vamos ;P
1. Muchacha con Cupido al fondo
Los responsables de la GalerĂa de Pinturas de los Maestros Antiguos, en Dresde, acaban de hacer pĂșblicas las primeras imĂĄgenes de la restauraciĂłn del cuadro de Johannes Vermeer 'Muchacha leyendo junto a la ventana'. Y viene con sorpresa.
Ahora tiene una figura de Cupido en un cuadro que aparece al fondo de la escena:
La presencia del muchacho no pilla de nuevas a los restauradores del museo, pues ya la habĂan detectado anteriormente mediante rayos X y otras tĂ©cnicas. En todo caso cabĂa la duda de si el Cupido de la pared lo habĂa tapado el propio Vermeer, pero al restaurar la obra ha quedado claro que la capa de pintura fue añadida dĂ©cadas despuĂ©s.
âLo mĂĄs probable es que alguien desease eliminar un desnudo, un elemento del que el pintor se sirviĂł en varias obrasâ, apunta la jefa de conservadores del museo, âpero no tenemos la total seguridadâ. En otras palabras, el Cupido seguramente fue retirado por algĂșn propietario a quien un niño desnudo le parecĂa poco âdecorosoâ.
Lo que nos lleva hasta el Concilio de Trento [nunca pensĂ© que algĂșn dĂa dirĂa algo asĂ].
2. El oficio de poner âbragasâ
El hecho de que exista una voluntad de ocultar un desnudo hace que el caso del cuadro de Vermeer sea diferente al de otros fantasmas pictĂłricos revelados por los rayos X (personajes como el señor de barba detrĂĄs de âLa habitaciĂłn azulâ de Picasso o la misteriosa dama que apareciĂł en el fondo de un cuadro de Degas).
No. AquĂ estamos hablando de pintar encima para ocultar algo que no gusta u ofende. Y en eso tenemos el caso histĂłrico por excelencia, conocido por muchos de vosotros, pero en el que me quiero recrear. El caso de âEl Juicio Finalâ y las pinturas de la Capilla Sixtina de Miguel Ăngel.
De forma muy resumida, en 1541 Miguel Ăngel termina de pintar la escena en el altar de la misma capilla en la que antes habĂa pintado la bĂłveda. Y tras culminar una de las obras cumbre de la historia del arte, ÂżquĂ© ven algunas miradas sucias de la Ă©poca? Les parece que hay mucho desnudo y hasta algo de pornografĂa.
DespuĂ©s de la lluvia de crĂticas, en 1563, en el Concilio de Trento se decreta que hay que eliminar las imĂĄgenes âprofanas y deshonestasâ de las iglesias y el Papa PĂo V ordena meterle mano a la Capilla Sixtina para adecuarla al nuevo concepto de âdecoroâ. Y le encarga la tarea a Daniele da Volterra, que se lĂa a poner taparrabos aquĂ y allĂĄ a las figuras de la escena y pasa a ser conocido para la posteridad como âIl Braghettoneâ (el que pone las "braghesse" o "braghe", la palabra que usaban los italianos entonces para la ropa interior).
En total, Volterra tapĂł hasta 42 figuras del Juicio Final para que no se les viera nada âindecenteâ.
Como si fuera Arguiñano, a algunos de los personajes - como a San Juan Bautista - les coloca un poco de verdura en sus partes y a otros - como a San Pedro - les pone una tĂșnica.
Para que no coja frĂo, a San AndrĂ©s le tapa el culo:
Uno de los detalles mĂĄs impactantes es el del fresco que representaba a San Blas y Santa Catalina, en el que al âBraghettoneâ se le fue la mano y se lo cargĂł al mĂĄs puro estilo âEcce Homoâ. Lo dejĂł como ves en la izquierda y sabemos de la apariencia original porque otro artista hizo una copia (a la derecha). En la mente sucia de los censores les parecĂa que el santo estaba cogiendo a Santa Catalina para que no âse cayera al Tigrisâ (yo me entiendo)
Lo interesante del asunto es que en los años 80 se hizo una restauraciĂłn de la Capilla Sixtina y se decidiĂł eliminar solo aquellas veladuras añadidas en los siglos XVIII y XIX, que fueron tambiĂ©n numerosas, y conservar algunas de las añadidas por âIl Braghettoneâ como testimonio de una Ă©poca y del espĂritu de Trento. El culo de San AndrĂ©s que has visto mĂĄs arriba estĂĄ ahora al aire gracias a aquella restauraciĂłn, por ejemplo, pero otros personajes como San Juan Bautista y San Pedro siguen tapados.
3. La merienda de la serpiente
Y una vez contado esto, hagamos un pequeño parĂ©ntesis para destacar lo motherfucker que era Miguel Ăngel.
Mientras pintaba el Juicio Final, uno de los miembros de la Curia eclesiĂĄstica, Biagio de Cesena, cargĂł duramente contra la obra y acusĂł a Miguel Ăngel de estar decorando la capilla como si fuera âun baño pĂșblicoâ.
Como castigo, Miguel Ăngel decidiĂł añadir el retrato de su detractor en uno de los personajes de la escena atormentado por demonios. Indignado, Biagio de Cesena acudiĂł al Papa a pedirle ayuda y se cuenta que este le dijo que en los asuntos del Infierno Ă©l no tenĂa mano y que tendrĂa que tener paciencia (en mi cabeza este Papa tan cachondo se lo dice con acento gallego).
Pues bien, aquà estå la figura de Biagio de Cesena antes y después de la restauración de los 80. Busque las diferencias:
Efectivamente, en el original, la serpiente estaba merendando un Bollycao. Miguel Ăngel iba claramente a hacer daño XD
Y asĂ se ha quedado para la posteridad el tal Biagio de Cesena, por andar jodiendo con un genio đ
4. De Vermeer al niño de Nirvana
Y, a la vista de que la newsletter de hoy se me ha ido claramente de las manos, os dejo una reflexiĂłn final.
La noticia de la restauraciĂłn del cuadro de Vermeer coincide con la noticia de que el protagonista de la portada del disco de âNevermindâ, de Nirvana, el famoso bebĂ© desnudo en la piscina, denuncia al grupo por haberle utilizado para âpornografĂa infantilâ.
Es bastante obvio que el chaval sigue persiguiendo el dĂłlar de la foto y que no va a llegar muy lejos (le sacĂł partido a la imagen durante años), pero tambiĂ©n estĂĄ claro que intenta aprovechar esa tendencia consustancial al ser humano de intentar darle una mano de pintura a aquellas cosas que no le gustan o no se adecĂșan a los nuevos criterios morales.
No olvidemos que se han editado pelĂculas de Hollywood para eliminar los cigarillos y se siguen dando grandes batallas por reescribir el pasado. No serĂa raro que un dĂa le terminaran poniendo un pañal al bebĂ© nadador de la portada.
Porque sigue habiendo mucho Biagio de Cesena de la vida, pero, ¥ojo! también hay muchos angelotes en pelotas esperando a contar su historia detrås de una capa de pintura ;)
Y hasta aquĂ se me ha ido la olla hoy. Ustedes perdonen.
¥Que paséis un feliz fin de semana!
Antonio MartĂnez Ron, periodista cientĂfico y escritor
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