🚀 ¿Y si los extraterrestres fueran ciegos?
Sobre todas esas cosas que no vemos precisamente porque vemos.
Buenos días, catacrockers:
Hoy os traigo una pequeña reflexión sobre uno de mis temas favoritos: las diferencias que puede haber entre las formas de entender el mundo en función de nuestras capacidades sensoriales.
Pillad café y preparaos, porque creo que hoy os haré pensar sobre cosas que muy probablemente nunca os habíais planteado.
1. “Estas criaturas tendrán ojos” … o no
Una de las primeras preguntas que se hicieron los primeros astrónomos que miraron el cielo nocturno mediante el telescopio fue si existirían otros seres en aquella inmensidad del universo y si ellos también estarían mirando. En el caso de existir, les pareció indiscutible que ellos también verían. “Estas criaturas tendrán ojos”, escribió Christiaan Huygens en su Cosmotheoros de 1695:
... es probable, y creíble, que en estos planetas las cosas tengan una exacta correspondencia con nosotros, y que sus animales tengan los mismos órganos y que utilicen la vista de la misma manera que nosotros. [citado de El ojo desnudo]
Aún hoy, esta suposición está implícita en todas nuestras especulaciones sobre vida inteligente en otros planetas, pero es una premisa que no se tiene por qué cumplir - o al menos se puede poner en duda. Es lo que hizo hace unos años la investigadora y lingüista Sheri Wells-Jensen, quien en 2018 dio una conferencia dentro del proyecto SETI (para la búsqueda de vida extraterrestre) bajo una premisa muy interesante: ¿y si esa supuesta civilización extraterrestre no tuviera ojos ni hubiera desarrollado la vista como nosotros?
“Una de las suposiciones que encontré en gran parte de su trabajo fue que cualquier civilización extraterrestre capaz de construir un telescopio para que podamos contactarlos necesariamente tendría algún análogo de la visión humana. Pensé: "Guau, ¿de verdad? Parecía que era una casilla que no necesitábamos marcar. Así que preparé un documento haciendo exactamente lo que cabría esperar, explicando cómo una raza alienígena con más o menos las habilidades que tenemos como humanos, excepto que no podía ver, armaría una civilización tecnológica” [fuente].
En la charla, titulada “Things You Didn’t See because You Were Looking: Blind Aliens, Science and Interspecies Miscommunication” (“Cosas que no viste porque estabas mirando: extraterrestres ciegos, ciencia y falta de comunicación entre especies”), Sheri Wells-Jensen jugaba con la posibilidad de que estas criaturas hubieran podido desarrollar una serie de tecnologías basada en la detección mediante ondas - como sucede con la ecolocalización o el radar - y que esto les hubiera llevado a construir grandes radiotelescopios como los nuestros con los que escudriñar el universo, detectar planetas, estrellas y galaxias, e incluso comunicarse con nosotros.
Y a todo el mundo le pareció interesante y plausible. Hasta que Sheri terminó de hablar, se separó del atril donde había estado hablando y sucedió algo…
2. ¡Cuidado con el escalón!
Sheri sabía muy bien de que estaba hablado aquel día porque ella es ciega. Y desde niña había sido capaz de hacer un montón de cosas a pesar de carecer del sentido de la vista. Aquel día se sintió muy emocionada al ver que a sus colegas la hipótesis de los extraterrestres ciegos les parecía plausible e interesante. “¡Y yo estaba tan feliz!”, recuerda, “Y luego llegamos al final del documento, y sentí que estaban conmigo y creían que podía construir un telescopio”.
Pero entonces se produjo un momento muy raro:
Y luego me di la vuelta. Había unos dos escalones para bajar del pequeño escenario en el que estaba para volver al área de asientos. Y una de las personas que acababa de estar de acuerdo conmigo en que los extraterrestres ciegos podían oler metal y construir un telescopio, salta de su asiento, viene corriendo y me dice: "Déjame ayudarte a bajar esos dos escalones". Y sentí como, oh, no va a ser tan fácil.
La historia la cuenta Sheri en uno de los últimos episodios del programa Radiolab, titulado “The Right Stuff” en el que se explora otra cara muy interesante de este asunto: ¿y si además de plantearnos la posibilidad de que existan alienígenas ciegos nos planteamos la posibilidad de enviar al espacio a astronautas ciegos o con otras limitaciones sensoriales o de movilidad?
Impulsada por aquel momento en el que sintió la innecesaria y excesiva preocupación de otros por su capacidad para valerse por sí misma, Wells-Jensen ha seguido pensando y escribiendo sobre este tema e incluso plantea la posibilidad de que algún día enviar al espacio a personas con otras configuraciones sensoriales y otras capacidades.
En aquel mismo 2018 publicó un artículo en Scientific American titulado “The Case for Disabled Astronauts” (En defensa de los astronautas discapacitados) en el que argumenta que un astronauta que pudiera orientarse en la más completa oscuridad podría ser de gran utilidad en una futura misión, y que esta diversidad puede ser muy ventajosa en algunos contextos.
Y para explicar lo “oculocentrista” que es nuestra forma de entender el mundo, Wells-Jensen da argumentos como este:
En una caminata espacial en 2001, el astronauta canadiense Chris Hadfield quedó temporalmente cegado por una combinación de jabón y lágrimas dentro de su casco. El verdadero problema no era que no pudiera ver; fue que el diseño actual del traje espacial obliga a los astronautas a confiar demasiado en la coordinación mano-ojo con exclusión de otra información sensorial útil. Para los astronautas ciegos, la prioridad sería diseñar trajes con una mayor flexibilidad y una mayor respuesta táctil, de modo que las manos puedan usarse más fácilmente para explorar y manipular herramientas.
Si queréis profundizar en este asunto, os animo a escuchar el episodio de Radiolab (“The Right Stuff”) en el que Wells-Jensen participa junto a otras once personas discapacitadas en un vuelo parabólico - de los que simulan la microgravedad - para demostrar que las personas discapacitadas tienen lo necesario para ir al espacio. ¡Es verdaderamente espectacular y muy emocionante!
3. Ciegos que descubren estrellas
Un detalle más, para que veais que hay mucha gente trabajando en este tipo de enfoques.
Mientras escuchaba el programa - y por pura casualidad- mi amigo Carlos Morales me escribió desde la Asociación Astronómica y Educativa de Canarias para contarme que un grupo de sus alumnos con discapacidad visual había descubierto, por primera vez en la historia de la Humanidad, una estrella variable.
Mediante un sistema de “sonificación científica”, los alumnos pudieron acceder “a la música generada por una lejana estrella en la Constelación del Águila: K, una estrella que está siendo registrada en estos momentos en la base de datos VSX de la American Association of Variable Star Observers (AAVSO)”. Tenéis toda la información en este link.
4. Daltónicos para detectar camuflajes
Por último, y por casualidad también, esta semana un equipo de investigadores de la Universidad de Granada ha puesto a prueba una vieja hipótesis sobre la capacidad de las personas con daltonismo de detectar camuflajes que están hechos para que no los vean los tricrómatras, como si sacaran ventaja de ese “fallo” de diseño.
Cuenta Richard Dawkins en su libro Destejiendo el arco iris que durante la Segunda Guerra Mundial “las tripulaciones de bombarderos incluían preferiblemente al menos un miembro daltónico, inmune a ciertos tipos de camuflaje sobre el suelo” para detectar al enemigo. Aunque no está históricamente acreditado, esta anécdota se ha utilizado para explicar cómo la capacidad de percibir los colores de forma diferente de las personas con daltonismo podría tener un lado ventajoso y usarse para ver realidades que permanecen ocultas para el resto.
Para comprobarlo, el equipo de la UGR ha hecho una serie de experimentos con personas con daltonismo y personas con visión del color “normal” (o tricrómatras”) para ver cómo de buenos son detectando patrones de camuflaje naturales o artificiales.
Os dejo la conclusión aquí, para que no me acuséis de hacer clickbait, pero tenéis los detalles en “¿Los daltónicos detectan mejor el camuflaje?” (Next)
Los resultados muestran que los observadores tricrómatas normales obtuvieron mejores resultados en ambos experimentos (…). En ninguno de los casos, ningún tipo de observador con daltonismo obtuvo un rendimiento mejor que los observadores normales.
Ya veis que esta vez la posibilidad de ver el mundo de otra manera quizá no ha sido un factor ventajoso, pero el mero hecho de planteárselo me parece una idea interesante y muy justa para quienes sufren a veces la discriminación por ser diferentes.
Molaría que todos le diéramos una vuelta a estos temas de vez en cuando, también porque un día esa persona con capacidades diferentes y/o discapacidades podemos ser nosotros.
Y hasta aquí esta pequeña aportación de hoy. Gracias por seguir ahí y recordad que si compartís la existencia de esta newsletter con otros humanos, cada vez seremos más catacrockers. Gracias por seguirme 😊
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Antonio Martínez Ron, periodista científico y escritor
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Que buenas reflexiones. Pensé sobre ello leyendo el buenísimo libro de Andy Weir: Proyecto Hail Mary. Este autor tiene 3 libros, a cuál mejor (El Marciano; Artemisa), con muy buena base científica (por lo que dicen...;-) intriga, aventura y muy buen sentido del humor.
¡Genial artículo!
Qué necesario es abrir nuestra mente y, a veces, cerrar nuestros ojos y mirar con el resto de los sentidos.
Enhorabuena y gracias por la lectura.
Un abrazo.