Diario de un mamut aventurero
Nunca dejes que un detective del pasado te examine los colmillos.
Buenos días, catacrockers:
1. El mamut trotamundos
Imaginad que cada vez que encuentran los restos de un animal que vivió hace miles de años los paleontólogos se encontraran junto a los huesos un pequeño diario en el que este relatara dónde ha estado cada día y a qué se dedicó en aquellos tiempos. “Hoy estuve caminando varios kilómetros hacia el sur en busca de una hembra”, podría decir el hipotético diario de un mamut que viviera al final del Pleistoceno.
Pues no hace falta fantasear más, porque algo parecido es lo que ha conseguido el equipo de Matthew Wooller a partir del análisis de los isótopos de los colmillos de 1,7 metros de largo de un mamut que vivió hace 17000 años en Alaska. En un trabajo que se publica este jueves en la revista Science, Wooller ha reconstruido los movimientos por el Ártico de este animal durante sus 28 años de vida con bastante detalle, y todo gracias a un ingenioso sistema que os explico en este artículo en Next: Vida y andanzas de un mamut lanudo.
Para despertar vuestra curiosidad, os dejo aquí el esquema que reproduce los movimientos del mamut a lo largo de su vida, pero no dejéis de leer la historia , que al fin y al cabo vuestros clics son mi sustento ;)
2. “Mamá, ¿cuándo llegamos?”
Dada su propia naturaleza estática, lo habitual es que estudiemos el pasado por momentos congelados y que nos cueste reconstruir los movimientos de los individuos, ya sean animales o los propios humanos. Una de las maneras directas de conocer estos desplazamientos es gracias a las huellas sobre el terreno, aunque en el caso de las huellas humanas lo habitual es encontrar un rastro que se pierde al cabo de unos cuantos metros.
Pero lo que encontraron Matthew R. Bennett y su equipo hace unos años en el desierto de White Sands, en Nuevo México, se saltaba la norma. Observen:
Se trata de un rastro de huellas humanas fosilizadas que tiene 1,5 km de longitud, el más largo documentado hasta ahora y de 12000 años de antigüedad. De su descubrimiento hablé con detalle en este artículo: La fascinante historia del paseo prehistórico más largo jamás documentado (Next)
Esto ya no es spam, os dejo un extracto:
Por el tamaño de las huellas, los investigadores creen que pertenece a una mujer o a un adolescente joven, que caminó con paso firme por el barro y realizó un viaje de ida y vuelta. En varios puntos de su camino, el terreno está salpicado por otras huellas más pequeñas perteneciente a un niño que podía tener en torno a dos años. Y lo más interesante: el niño acompañaba al protagonista a la ida, pero no a la vuelta.
¿Lo dejó con los abuelos?
Un detalle muy inquietante de aquella historia es que la mujer o adolescente que viajaba con el crío caminaba a toda pastilla, quizá aterrorizada por la posibilidad de cruzarse con los muchos animales cuyas huellas también se han encontrado en el lugar. Y sabemos a ciencia cierta que algunos se cruzaron con ella, incluido… sí, un mamut.
…los científicos han hallado las pistas de dos criaturas que se cruzaron en el camino del autor de las huellas humanas estudiadas. Un perezoso, cuya trayectoria indica que se paró ante el rastro humano, tal vez para olfatearlo unos segundos, y un mamut, que cruzó por encima del rastro de huellas sin detenerse. Los autores del trabajo pueden determinar que los animales se cruzaron porque las huellas humanas de vuelta se superponen sobre las de los dos animales.
¿Dónde iba aquel mamut? Si no fuera porque las fechas no coinciden, habría sido genial pensar que iba a Alaska ¡a ver a sus primos! ;P
3. Venga, que entre el fresco
Como es viernes y os imagino a todos con la lengua fuera y el paipai ante la ola de calor en casi toda España, he pensado que os animaría un final refrescante. Estos días, si uno abre la puerta de la calle da la sensación de que va a entrar un río de lava, y yo me he acordado de la situación contraria. La que se vive en la Antártida cuando están en la llamada “Condition 1”, la más extrema de todas:
“Durante las condiciones de nivel 1, la temperatura desciende por debajo de los -60 ºC, los vientos superan los 90 km/h y la visibilidad es inferior a 30 metros”, escribí yo sobre este vídeo allá por 2007, en el Pleistoceno de Fogonazos.
Y hete aquí que estos días me he encontrado con otro vídeo de lo que sucede al abrir la puerta en los polos, esta vez un poco más agradable. Espero que os ayude a recuperar las ganas de vivir en esta canícula:
¡Feliz fin de semana!
*PD: Ojo al lunes, los quiero a todos bien lavados y peinados a las 8:00h, que tendremos un desayuno MUY ESPECIAL.
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