🚀 Paso de vuestro oro
Algunas culturas antiguas tenían poco interés por este metal y lo intercambiaban por latón, lo enterraban en un agujero y hasta lo repartían en trocitos. ¡Qué jefazos!
Buenos días, catacrockers:
Tenemos la mirada contaminada por nuestros prejuicios, también cuando miramos la historia. El valor que le asignamos nosotros al oro como metal, y que le han atribuido otras culturas, hace que pensemos que su apreciación ha sido universal, pero existen interesantes excepciones. Hoy os quiero hablar de sociedades del pasado que le asignaron al oro un valor diferente y de otras curiosidades que nos revelan los objetos cuando los estudiamos con otras perspectivas.
1. La civilización que deshojaba ‘flores’ de oro
Cuando el arqueólogo español Marcos Martinón-Torres me contó la investigación de la que escribo hoy en Next (La civilización que deshojaba "flores” de oro) me dejó la cabeza haciendo chiribitas durante varios días. Resulta que han descubierto un interesante detalle sobre la cultura de la isla de Creta hacia el 2000 a.C. mirando los objetos del almacén del museo por los que no se interesa nadie. Como estos:
Todas esas hojitas de oro que veis sueltas, estaban en cajones y separadas porque lo que se exhibe en las vitrinas del principal museo de Creta son objetos completos, lógicamente. Pero él y Borja Gamarra se dieron cuenta de algo: los trocitos habían pertenecido en su día a ramilletes y diademas de oro que se habían troceado y se repartieron sistemáticamente en tumbas de cretenses que no tenían poder económico. Su conclusión es que en esta, y otras culturas, el oro pudo tener un rol muy diferente del que pensamos siempre.
Si queréis saber más, tendréis que leerlo en: La civilización que deshojaba "flores” de oro (Next), que tiene detalles a-lu-ci-nan-tes.
2. Botones de latón a cambio de oro
Para que veáis que no soy rácano, os adelanto un pequeño detalle del artículo. Un ejemplo de cultura que pasaba bastante del oro fueron los taínos que recibieron a Colón cuando llegó al caribe en 1492 (pobres taínos). Martinón-Torres ha investigado los enterramientos de sus líderes y me dice esto:
“Curiosamente”, explica, “los objetos que más valoraban estos indígenas eran los de latón europeo, que era como el plástico de hoy. Estaban especialmente interesados en las agujetas de los cordones de los zapatos, que se hacían de latón, y ellos los convertían en pendientes sagrados a cambio de oro”.
Para que veáis qué eran esas puntas que tanto valoraban los taínos y que cambiaban por oro, en este retrato de William Style of Langley (c. 1636) se aprecia cómo eran y cómo se usaban. La imagen de abajo a la derecha son restos de ese latón usados por los indios como objetos de culto en sus tumbas.
3. Emparejando orejas de terracota
Otro detalle chulo. La última vez que hablé con Marcos Martinón me contó un historión increíble: habían descubierto por qué las armas de los guerreros de terracota de Xi’an seguían reluciendo 2000 años después. Resulta que bañaban los metales en cromo para prevenir la corrosión y además fueron enterrados en un terreno especial (Leer: El secreto por el que las armas del ejército de terracota siguen reluciendo).
Pero también me contó otro proyecto en el que estaban trabajando: analizar una a una las orejas, narices y demás rasgos de los guerreros para intentar saber si fueron copiados de personas reales o producidos con moldes 🤯
“Hemos empezado a realizar análisis de los propios guerreros y su cerámica, estudios de morfología geométrica, tratando de identificar guerreros que pueden provenir del mismo molde”, explica. En 2014 él y su equipo compararon las orejas de 40 guerreros y descubrieron que todas eran diferentes. “Hay claramente un esfuerzo individualizador, lo que no quiere decir que sean retratos, pero es un resultado interesante”.
El tema ha sufrido un pequeño parón porque está la cosa “mu mala” en China, pero intentaré ser el primero en informaros si hay avances.
4. Un registro arqueológico de la mirada
El proyecto de Martinón-Torres para estudiar las sociedades complejas y su uso alternativo del oro ha recibido una ayuda del Consejo Europeo de Investigación (ERC) de 2,5 millones de euros. La misma financiación que han recibido los investigadores Felipe Criado-Boado y Luis Martínez Otero, quienes estudian los objetos del pasado desde un punto de vista muy interesante: utilizando herramientas de neurociencia para rastrear cómo dirigían la mirada a partir de los patrones de decoración de sus vasijas.
“Es fascinante ver esta evolución en los objetos elaborados desde el Neolítico hasta la Edad de Hierro”, indica Criado-Boado. “A medida que el desarrollo social se jerarquiza también lo hace la mirada y la representación, y vas subiendo peldaños en un avance hacia lo vertical”.
Publiqué el reportaje en Next pero por un cambio de servidor el artículo no se ve bien. Podéis leerlo en este enlace alternativo donde está mi texto completo: Un registro arqueológico de la mirada humana.
Y hasta aquí la sesión de hoy. Espero haber despertado vuestra curiosidad por este tipo de estudios. Los que llegáis de nuevas, echad un ojo a las newsletters anteriores y suscribíos, que es gratis.
No olvidéis leer mi artículo de hoy en Next y ¡feliz arranque de setiembre! ;)
Antonio Martínez Ron, periodista científico y escritor
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