🚀 ¿Cómo viaja un tardígrado?
Hazte así, Paco, que tienes un astronauta microscópico en la nariz.
Buenos días, catacrockers:
Aunque no estés muy al día en temas de biología, seguro que has escuchado alguna vez hablar de los “osos de agua” o “tardígrados”, unas criaturas microscópicas que se han convertido en un icono pop por su capacidad de resistir las condiciones más extremas , incluidas las del espacio. Pero, ¿por qué se llaman así? ¿Quién fue el primero en descubrirlas y cómo se mueven por el mundo?
Preparad una taza de café y acompañadme en esta fascinante aventura ;P
1. Un ‘osito’ microscópico (1773)
¿Cuándo se observó por primera vez uno de estos animales al microscopio? Aunque su existencia se descubrió casi simultáneamente por varios naturalistas, el primero en documentarlo fue el zoólogo alemán Johann August Ephraim Goeze en 1773, apenas un siglo después de que Anton van Leeuwenhoek observara los primeros “animálculos” al microscopio".
Por supuesto, su extraña apariencia fue lo primero que llamó su atención, pues lo bautizó como “kleiner Wasserbär” (pequeño oso de agua). En un artículo titulado “Sobre algunos extraños insectos acuáticos”, Goeze escribió:
“Extraña es esta pequeña criatura, porque toda la organización de su cuerpo es extraordinaria y extraña y por su apariencia externa. A primera vista, tiene el parecido más cercano a un osito. Esto también me llevó a darle el nombre de pequeño oso de agua”.
Y acompañó la descripción con este esquema:
2. El animálculo perezoso (1776)
Solo tres años después, el celebérrimo biólogo Lazzaro Spallanzani también se encontró con estas criaturas en sus observaciones y puso el foco sobre sus lentos movimientos. Tanto que los bautizó como “tardígrados” (en latín “de paso lento”) y los comparó con los perezosos.
Leyendo el interesante artículo sobre el descubrimiento de los tardígrados escrito por Hartmut Greven (ver referencia) descubro que ya en aquel primer momento los naturalistas se dan cuenta de la increíble capacidad de estos animales (que resultan difíciles de clasificar) para revivir tras pasar mucho tiempo deshidratados gracias a unas simples gotas de agua. Escribe Spallanzani:
Los fenómenos de su muerte, por falta de agua, y de resurrección cuando se le suministra agua, son precisamente los mismos que los del animal de la rueda [rotífero]. El movimiento cesa gradualmente: las extremidades se contraen y se arrastran completamente dentro del cuerpo, que disminuye mucho, se seca completamente y asume una figura globular. . . Lo contrario sucede cuando se revive al perezoso mediante el suministro de agua.
Y unas décadas más tarde, el centro de la discusión empezó a ser su resistencia a las temperaturas, como en este texto de Paul Broca de 1860:
“La resistencia de los tardígrados y rotíferos a las altas temperaturas parece aumentar cuanto más se hayan deshidratado por completo antes. Los rotíferos pueden volver a la vida después de haber permanecido durante ochenta y dos días en un vacío seco e inmediatamente después de haber estado expuestos a una temperatura de 100 F durante treinta minutos. Por lo tanto, los animales que han sido secados primero en un vacío frío y seco y luego a 100 % bajo presión atmosférica, es decir, llevados al grado más completo de desecación que podemos lograr en estas condiciones y en el estado actual de la ciencia, aún conservan la capacidad de revivir en contacto con el agua”.
Es decir, que a mediados del siglo XIX ya estaban encima de la mesa muchos de los elementos que iban a convertir a los tardígrados en una especie de superhéroes del mundo natural.
3. El viajero indestructible
Hagamos un pequeño salto en el tiempo. En septiembre de 2007, un grupo de tardígrados a bordo de la sonda Foton M3 no solo logran sobrevivir a las condiciones del espacio exterior, sino que mantienen su capacidad reproductiva. Su capacidad para resistir en un estado conocido como criptobiosis empieza a ser mítica. Desde principios del siglo XXI se acumulan las pruebas de que su capacidad de resistencia está fuera de lo común. Lo resume bien la Wikipedia:
Esta resistencia permite a los tardígrados sobrevivir a temporadas de frío y sequedad extremos, radiorresistencia a la radiación ionizante y resistencia al calor y la polución. (…) En condiciones de laboratorio extremas parece que pueden sobrevivir a temperaturas entre -273 °C, casi el cero absoluto, y 151 °C. Asimismo se indica que pueden sobrevivir a la inmersión en alcohol puro y en éter. Científicos rusos afirman haber encontrado tardígrados vivos en la cubierta de los cohetes recién llegados de vuelta del espacio exterior.
Hace solo dos años, un nuevo estudio del que hablamos en Next, demostró que "una especie recién descubierta de estos animales era “capaz de resistir la radiación ultravioleta mediante una capa de pigmentación que actúa como una especie de “escudo” fluorescente”. “Hay otras especies que muestran tolerancia a la luz UV”, concluía uno de los autores, “pero [esta nueva especie] es la única que utiliza la fluorescencia como un mecanismo para resistir la letal radiación ultravioleta”.
Son tan resistentes que incluso se especuló con que una sonda israelí que contenía un cargamento de tardígrados haya podido establecer allí, por accidente, una primera colonia de estos animales. En definitiva, las capacidades descubiertas en estas criaturas son tantas que no da tiempo a resumirlas aquí…
Pero vayamos a la última ;)
4. ¿Cómo viaja un tardígrado?
Un artículo publicado en la revista Scientific Reports solo hace unos días, abría la puerta a otra curiosa pregunta: siendo tan diminutos, ¿cómo hacen los pequeños osos de agua para viajar de un sitio a otro, aparte de coger de cuando en cuando un cohete de la NASA?
Un equipo de investigadoras polacas quiso poner a prueba si los tardígrados podían viajar acoplados a caracoles, como modo de transporte. Para probarlo, hicieron un interesante experimento consistente en colocar diferentes cajas con y sin tardígrados y hacer recuento de dónde se habían movido.
Y el resultado indica que, aunque algunos mueren por las toxinas de las babas del caracol, es perfectamente posible que viajen de polizones a bordo de otros animales.
Después de tres días, los investigadores contaron cuántos tardígrados permanecían en su ubicación original y cuántos se habían movido, y si estaban vivos o muertos. Descubrieron que los tardígrados vivos solo dejaban su ubicación inicial en las cajas donde los caracoles estaban presentes sin musgo. Especulan que esto podría deberse a que los tardígrados son recogidos pasivamente por los caracoles que pasan, y que este proceso es más improbable si los tardígrados están incrustados en el musgo.
Por supuesto, el experimento no demuestra nada, solo abre la puerta a una posibilidad, la de que estos bichitos hiper-resistentes estén viajando de acá para allá a lomos de otros criaturas. Yo me los imagino como habitantes del universo de Star Wars, buscando nuevas monturas en los caracoles de la Tierra y quién sabe si algún día en los de otros mundos.
O quizá tengas uno ahora mismo en la punta de la nariz 😜 😊
Y hasta aquí la pequeña disertación de hoy. Por cierto, ¿nos vemos el sábado en Sant Jordi?
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Antonio Martínez Ron, periodista científico y escritor
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