🚀 El camino de la hormiga perdida

Si un día te pierdes en el bosque, tal vez te acuerdes de este artículo mientras los equipos de rescate intentan dar contigo.

Buenos días, catacrockers:

Uno de los asuntos que más me fascinan en la naturaleza es la forma en que determinadas especies son capaces de orientarse. El asunto daría para horas y horas, pero hoy nos centraremos en un par de detalles: lo que tienen en común y de diferente las estrategias que desplegamos las hormigas y los seres humanos cuando nos perdemos o buscamos algo.

Agarrad la taza de café y venid conmigo.

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1. La estrategia de la hormiga perdida

Leyendo el estupendísimo “Historias del mundo de las hormigas”, del recién desaparecido y admirado Edward O. Wilson (que hoy mismo pone a la venta editorial Crítica) me topo con un capítulo dedicado a la orientación de las hormigas, en concreto a las del género Cataglyphis, que viven en los desiertos del mundo y cuya increíble habilidad (son capaces de volver en línea recta a toda velocidad hasta el hormiguero después de largas caminatas) ha sido ampliamente estudiada.

Imagen: José María Escolano (Flickr, CC)

La capacidad de estas hormigas se basa en seguir pistas visuales del paisaje y en “contar” el número de pasos que han dado (por increíble que parezca). Sin embargo, cuenta Wilson, a veces sucede que una de estas exploradoras del desierto se pierde y se pasa el nido de largo. ¿Qué sucede entonces? Para no terminar vagando por el desierto sin rumbo estas criaturas tienen una estrategia: trazan lazos cada vez más amplios hasta llegar a su casa.

Si una hormiga (Cataglyphis bicolor) que regresa al nido se pierde, no realiza caminatas aleatorias, sino que adopta una estrategia determinada. Durante su búsqueda, la hormiga realiza una serie de bucles cada vez más grandes, empezando y acabando en el punto de origen y apuntando hacia diferentes direcciones acimutales. Esta estrategia asegura que la zona central, donde hay más probabilidades de que se halle el nido, es la que se investiga con más intensidad.

La cantidad de literatura sobre estas hormigas es abrumadora, pero por no aburriros, os contaré que cuando tienen pistas contradictorias entre lo que ven y el número de pasos que han dado, deciden tirar por el camino de en medio con bastante éxito. Se han hecho muchos experimentos con hormigas del desierto que consisten precisamente en hacer que se pierdan y ver cómo reaccionan. En este trabajo, por ejemplo, se observa que dan vueltas cada vez más grandes hasta que encuentran lo que buscan.

¿Y por qué os cuento todo esto? Porque me recuerda la estrategia que siguen los equipos de rescate para encontrar personas que se han perdido en tierra o que han caído al agua.

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2. Cómo buscar a un náufrago

En uno de sus vídeos más recientes en el canal Smarter Everyday, el gran Destin Sandlin se subía a un barco con los guardacostas y le explicaban el patrón que siguen ellos para buscar a alguien que se ha caído al agua. La estrategia más eficaz es seguir esta figura con el barco, que optimiza el rastreo de una zona en la que el terreno - en este caso el mar - está en movimiento.

Y lo hacen, como bien explica Dustin, arrojando una boya de referencia (lo que se conoce como un “datum”) que sigue la deriva del agua y en torno a la cual dibujan la figura óptima para el rastreo.

El vídeo de Dustin, que os dejo aquí abajo (siento que solo esté subtitulado en inglés de momento) es una pequeña maravilla tanto para quienes sintáis interés por otras cosas como para quienes, como yo, nunca se habían planteado cuál sería la estrategia óptima para rastrear en busca de alguien o algo en una zona amplia. En el vídeo se comentan varias estrategias, pero al final los guardacostas están haciendo cosas parecidas a las que las hormigas llevan haciendo millones de años en el desierto ;)

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3. Los caminos “torcidos” del hombre

Todo esto me ha traído a la memoria un viejo vídeo de Robert Krulwich (NPR) que publiqué hace años en Fogonazos. El vídeo mostraba varios casos en los que se ha estudiado a sujetos humanos a los que se vendan los ojos o se les priva de referencias y se les pide que caminen o naden en línea recta. Indefectiblemente, todos acaban trazando una ruta tal que así:

Además de casos reales en los que personas que se pierden vuelven al mismo lugar por el que ya han pasado, numerosos estudios que demuestran que los humanos no somos capaces de trazar una ruta en línea recta cuando nos dejan en un terreno sin referentes visuales como el sol. No se sabe por qué, pero lo cierto es que al poco de caminar empezamos a tomar una deriva y eso nos termina llevando a dar vueltas en círculo.

Y a mí, aunque no tengo todos los elementos para juzgarlo seriamente, me intriga saber si tendrá algo que ver con el comportamiento innato de las hormigas que se pierden en el desierto 😉

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Y hasta aquí el pequeño piscolabis de hoy. Espero no haberos mareado mucho. Compartid esta entrada en redes sociales si os apetece, para que seamos más. Gracias por seguirme 😊

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Antonio Martínez Ron, periodista científico y escritor

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