🚀 La belleza de las pizarras científicas
Dame una tiza y no moveré el mundo, pero te haré flipar de lo lindo.
¡Buenos días, catacrockers!
El tipo de la imagen es el profesor taiwanés Zhong Quanbin y, si prestáis atención a sus labios y a sus gestos, veréis que está diciendo claramente:
“¡Ojo, chavalada, que hoy el colega @aberron nos va a hacer estallar el cerebro con unas cuantas pizarras!”
Advertidos quedáis. Allá vamos.
1. “No borrar”, un proyecto fotográfico
En el año 2009, cuando aún trabajábamos en lainformacion.com, mi buen amigo Javi Álvarez y yo nos desplazamos una mañana al Instituto de Física Teórica (UAM-CSIC) con un objetivo: grabar las pizarras de los matemáticos y físicos y buscar una que nos sirviera para una idea de videográfico (que luego no pudimos hacer). Pasamos horas deambulando de un espacio a otro y nos sorprendió muchísimo un detalle: no solo había pizarras con números y fórmulas por todas pares, sino que el instituto disponía de pizarras en los pasillos, por si había que discutir una solución improvisada con los colegas (¡por si el genio pega un apretón!).
Es tanto el poder visual de las pizarras científicas que han sido objeto de numerosos trabajos artísticos. Uno de los últimos es el de la fotógrafa Jessica Winne, que en 2020 les dedicó su obra “Do not Erase” tras pasarse un año de instituto en instituto captando preciosidades como esta:
“Yo también estoy fascinada por el proceso de trabajar en la pizarra”, aseguró Winne en un artículo en The New York Times. “A pesar de los avances tecnológicos, y la aparición de los ordenadores, esta es la manera en que los maestros eligen trabajar”
2. Las pizarras anatómicas de Zhong Quanbin
Zhong Quanbin, al que ya os he presentado en el arranque, es profesor en la Shude University of Science and Technology de Taiwán y se ha convertido en una “celebrity” de internet gracias a sus increíbles dibujos anatómicos en tiza durante sus clases. Como estos:
Pese a lo que pudiera parecer en principio, Quanbin no es profesor de anatomía, sino de dibujo, pues trabaja para el departamento de Diseño de Comunicación Visual de la universidad. Según detalla en este artículo, sus alumnos deben ir dibujando lo mismo que él en sus libretas si quieren aprobar la asignatura. ¡A mí se me caerían el lápiz y la mandíbula al suelo el primer día de clase!
A pesar de su falta de formación médica, le han contratado en una escuela de medicina del país. Y en Japón, donde la tiza causa furor, el tipo es como el Ibai de las pizarras. ¡Mucho ojo con él!
3. La pizarra perdida de Einstein
La pizarra que utilizó Albert Einstein para dar una lección en la Universidad de Oxford en 1931 no solo se conserva, sino que tiene su propia página en Wikipedia y ha servido para aclarar un error numérico que traía de cabeza a algunos físicos. Pero no es esa la pizarra de Einstein que a mí más me interesa.
Unos años antes, durante su famosa visita a España de 1923, Einstein dio un par de lecciones en la Universidad de Zaragoza y al término de la segunda el rector le pidió que firmara la pizarra y ordenó que se vitrificara para conservarla para la posteridad. Pero…
Por desgracia, nadie ha podido desentrañar cuál es el paradero de aquella pizarra, no hay forma de saber si permanece en algún sótano o por el contrario sucumbió a la guerra o a la mudanza al campus de la plaza San Francisco. O, quizá, algún ordenanza despistado la borró sin conocer la autoría de los trazos.
Hace unos años, conociendo esta historia, me vine muy arriba y moví algunos hilos a ver si nos poníamos a buscar la pizarra perdida en los archivos de la universidad. No llegué a ninguna parte, pero ¿os imagináis que aparece algún día en un trastero?
4. La pizarra mágica de Niels Bohr
Lo conté hace unos años en Fogonazos. Entre los detalles fascinantes de la vida del físico danés Niels Bohr, están las pizarras especiales que utilizaba en el instituto de Copenhague que lleva su nombre. El complejo sistema de pizarras que suben y bajan aún se conserva. Así lo enseñaban en el documental "Choque de titanes", de la BBC. Echad un vistazo, porque es ALUCINANTE:
5. La tiza ‘sagrada’ de Hagoromo
Ahora que ya hemos entrado en harina, os contaré un secreto: con lo que de verdad se ponen “palote” los matemático/as y físico/as no es con los teoremas, sino con la tiza. En concreto, con la tiza de un fabricante japonés llamado Hagoromo en torno a la cual se ha desarrollado todo un culto. Dicen que su tacto sedoso es único, que permite escribir con gran soltura y que si uno la utiliza, jamás comete un error matemático. Este bonito reportaje resume muy bien la fiebre por estas tizas:
6. Un mensaje en la pizarra de Feynman
Cuando uno piensa en físicos y pizarras, es imposible no acordarse en las famosas lecciones de Richard Feynman y aquellas gigantescas pizarras del MIT en las que iba apuntando los conceptos. Como no me quiero enrollar más, os dejo solo un detalle.
Cuando Feyman murió en 1988, una de sus pizarras aún tenía sus últimas anotaciones. Fijaos en lo que tenía escrito en la parte superior izquierda, de forma permanente.
“What I cannot create, I do not understand”. “Lo que no soy capaz de crear, no lo he entendido”. Una gota destilada de sabiduría escrita en una humilde pizarra.
Que paséis un buen jueves ;)
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En el instituto pago bien, con puntos extra, a quien me haga una bonita. Eso sí, tengo que ver qué le ha pasado el contenido por la cabeza 😌
Me encantan las pizarras de tiza. En el cole tenemos de las blancas con rotulador y, aunque se ven bien y demás, no tienen la misma versatilidad para el dibujo.
Gracias por acordarte de este instrumento tan importante.